Hoy me llamaste por mi nombre, con todas sus sílabas, letras, tildes y buen acento, he descubierto que los sabes, porque no usaste ese burlón apodo con el que me distingues y al que yo como por acto reflejo, respondo con una sonrisa irónica.
Hoy me llamaste por mi nombre, porque te diste cuenta que querías saborearlo entre tus labios o quizás tu intención era que volteara a mirarte sin ironía, simplemente atenta, para verme como soy, pero en el fondo no te hace falta, yo lo hago sin que me provoques, sólo que sucede cuando no te das cuenta.
Hoy me llamaste por mi nombre, para no pedir permiso, para colgarte de mi cuello mientras observas las imágenes que destruyo con mis manos, buscando un coqueto roce que te garantice que no hay nada que yo quiera mirar que no seas tu.
Compartir
No hay comentarios:
Publicar un comentario