La inusitada, la que todos buscan pero al hallarle le temen.
La andariega, la que nadie mira con buenos ojos.
La mendiga, esa que come la sobras que rodaron de la mesa.
La perfumada, oliendo siempre a jasmin y luego a tedio.
La que a hurtadillas recibe la nada de besos que son dibujos.
La desprovista de cartas y verdad.
La mil veces señalada.
La olvidada por días, meses, años.
La andariega, la que nadie mira con buenos ojos.
La mendiga, esa que come la sobras que rodaron de la mesa.
La perfumada, oliendo siempre a jasmin y luego a tedio.
La que a hurtadillas recibe la nada de besos que son dibujos.
La desprovista de cartas y verdad.
La mil veces señalada.
La olvidada por días, meses, años.
Esa otra a la que odio tanto,
la que se me repite en cada historia,
esa, esa también soy yo.