Yo no quiero llorar pero lloro,
tampoco quiero reír y a carcajadas me lleva la vida en un llanto que se parece más la madre que pierde al hijo que las nubes descargando su aliento.
Yo no quiero esperar y espero,
¿Habrá valido el canibalesco dolor de los minutos un centímetro de paz?
¿La del sepulcro o la de la vida terrena?
Yo no quiero querer y quiero,
las palabras, el cuerpo y las falsas promesas enunciadas,
yo sé, no habrá de venir, no habré de ir,
¿Qué consuelo queda cuando no hay mucho que hacer?
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