viernes, 19 de febrero de 2016

Despierta

Estoy en la mitad de la incertidumbre, 
el miedo me corrompe, me perturba, me atrapa, 
me acaricia desagradablemente. 

Le temo más a tu reacción que a la mía, 
porque la mía al menos la he ensayado frente al espejo,
le temo al desencuentro de los días, a la mirada esquiva, 
a los monosílabos de tus manos. 

Se que te atacan el pavor y el espanto,
traen inmerso el desolado traje de la distantes frases que ya no pronuncias, 
de las simples imágenes que me dibujas como premio de consolación a la larga espera. 

Lo medito y no te entiendo, 
quizás son las verdades que no me dices, 
si, si han de ser ellas,
se escaparon de tu alma y vienen atormentar mi fracturada existencia.

No hay noche eterna,
despierta amor, despierta 
afuera es de día y el rocio que todo lo refresca nos espera. 

domingo, 14 de febrero de 2016

¿Sentirse enamorado o ser un enamorado?

Hoy que todos están en medio del mar de corazones,  flores, chocolates y enormes e inservibles peluches, pensé que debía hacer una reflexión, consiente, clara y lejos de las pasiones que el “amor” nos provoca. 

Es verdad, sentirse enamorado es una  delicia,  un pequeño infierno de diversión donde aceptas  desde los dolores de estómago que producen las mariposas  que es básicamente un pequeño estado de ansiedad, hasta las más ridículas declaraciones, y yo no tengo nada contra ellas, me encanta lo ridículo;  en todo caso, creo que estamos un poco confundidos, una cosa es sentirse enamorado y otra estar enamorado,  una tiene que ver con el hacer y la otra con el ser, la acción y la identidad traspapeladas  una vez más.

Hace un par de días me tropecé con la charla de un coach que explicaba muy bien este tema usando un episodio de la historia ampliamente conocido, la tentaciones Jesús en el desierto,  y no me quiero poner religiosa, nada más lejos de esa instancia, solo lo que el ejemplo es sencillamente perfecto, me explico, la narración bíblica dice que Satanás le hizo unas propuestas al Señor, le dijo que si “convertía las piedras en pan”, que si “se lanzaba desde lo alto” y, que si “le adoraba”, le daría o recibiría algo a cambio, pues yo estoy convencida que Satanás  NO dudaba sobre quien “era” Jesús o  sobre lo que podía “hacer”, justo por eso lo quería empujar a hacerlo, y Él, Jesús, tampoco dudó sobre ambas cosas, porque nunca le respondió “No puedo”; a este punto se preguntarán ¿qué tiene que ver eso con el amor?, pues todo.

Cuando las personas nos enamoramos entramos en un proceso de descubrimiento, empezamos a reconocernos  y sin lugar a duda a darnos, y es en ese punto donde me voy a detener en primer lugar. Darse en una acción que va marcada por lo que podemos “hacer”  por el otro o para el otro, y  no está mal, sólo que erradamente en muchos casos es lo que gobierna nuestras relaciones, así de lapidario, pasamos nuestras experiencias amorosas valorando al otro por lo que pueden hacer por nosotros o podemos hacer por el, que si vino a buscarme, si le compré,  si dejó de hacer esto o lo otro, que si tengo que ir a tal o cual lugar, entre cientos de cosas, porque si no lo hago el o ella van a pensar que no lo amo,  o no me ama, no sería mejor preguntarse ¿Por qué tengo que demostrar para que me crean?, cuando veo a la gente preocupada porque en días como hoy "tienen",  que enviar esquelas, dulces o hacer algo especial para exhibir y manifestar su afecto siento que estamos perdiendo las perspectivas; ven porque si tiene que ver la historia de Jesús y el pata e’ cabra con esto, Jesús no tuvo que demostrar quien el era, le presionaron en el hacer, si, pero no se sometió a las exigencias modeladas de su interlocutor.

En un segundo lugar quisiera reflexionar sobre el ser un enamorado, serlo te da identidad, y las personas con una identidad clara se reconocen a distancia, le brotan actitudes, comportamientos y acciones llenos de verosimilitud,  y no por obligación o peor aún por enajenación; en definitiva no hay una despersonalización del ser. 

Conozco decenas de relaciones incluso alguna mía, en la que el hacer a decantado en  fracaso, porque alguno de la relación, si no ambos pierden su verdad, autenticidad y esencia por el otro, no me malinterpreten, no digo que si a su amado le gusta que usted cocine alguna tipo de receta, arepas por ejemplo, usted no las haga, pero hágalas porque es una decisión legítima, sin refunfuños, sin nostalgia de cuando no lo hacía, de seguro  le quedarán más sabrosas, sea un auténtico enamorado, disfrute ese espacio, pero no se obligue a hacer cosas que le hacen perder su consonancia con la vida, respete al otro, si, pero por encima de cualquier exigencia respete su propio carácter, porque sino despertará un día amargado extrañándose. Si lo suyo no es celebrar el día de los enamorados el 14 de febrero hágalo saber, quien se ha enamorado de usted lo entenderá, porque cuando se ama hasta lo que no nos gusta del otro es llevadero, no es que no tenga detalles especiales,  sólo no los fuerce porque lo obligado se nota, y mucho.

Hace algunos años, cuando era una adolescente estaba perdidamente enamorada de alguien y aunque soy de las que recuerda todas las fechas y momentos especiales, un día descubrí que mi dulce tormento se la pasaba enfermo de gripe y no se cuidaba, entonces tomé la decisión de ir a una farmacia y comprar un canasto impensable de vitamina C y antigripales,  me dirigí a su casa  toqué el timbre y al verle dije: “solo vine a dejarte esto porque no quiero escuchar que estas nuevamente agripado y deseo que estés bien”, luego me fui, yo no se si el recuerde ese pequeño episodio pero para mi ha sido uno de esos actos desobligados de ser una enamorada, y no me pidió que lo hiciera y yo,  no esperaba que el me amara más por haberlo hecho,  y cuando lo pienso mi único interés en ese momento era el bienestar de ese chico. Hoy, reconozco ese insignificante evento como un acto de  verdadero amor, gobernado por el ser, no por el hacer. 

El amor se basa en el respeto,  el compromiso y la admiración,  en una decisión, entréguese con todo, con lo bueno, lo malo, no se engañe ni engañe a su compañero mostrándole algo que usted no es, porque como dice el refrán popular, las mentiras tienen las patas cortas y siempre terminan mal, siéntase enamorado, pero por sobre todo sea uno y si hoy quiere regalar un peluche inservible hágalo, pero con la convicción de que es un acto de amor no de obligación.


Para quienes lo celebren, feliz día del amor.