domingo, 21 de marzo de 2010

Se te escapó

Recuerdo que solía mirarte desde lejos,
casi con miedo, casi imposible, resignada, 
vagaba silenciosa y paciente entre los espacios que escasamente dejabas para mis movimientos.

Un día me ignorabas, 
al siguiente  también,
pero entre tanta desatención extraviaste una mirada
juguetona, despistada, irresponsable,
semejante a un niño impertinente,
de esos que dicen lo que no se debe cuando sus padres no lo observan,
y se te cruzó con alguna otra que yo bien perfilaba a ti desde mi proa.

Te vi destemplarte;
como el perro se sacude el agua luego de un baño intentando quedar seco,
así buscaste retomar tu semblante,
pero no encontraste tan siquiera la manera de recuperar tus ojos,
y en una sonrisa de franca picardía que se asomó desde mi boca
te descubriste corriendo a ciegas hacia espacio que a mi lado esperaba por vos. 


Compartir

Hoy

Hoy me llamaste por mi nombre, con todas sus sílabas,  letras, tildes y buen acento,  he descubierto que los sabes, porque no usaste ese burlón apodo  con el que  me distingues y al que yo  como  por acto reflejo, respondo con una  sonrisa  irónica.

Hoy me llamaste por mi nombre, porque  te diste cuenta que querías saborearlo entre  tus labios o quizás  tu intención era que volteara a mirarte  sin  ironía,  simplemente atenta, para  verme como  soy,  pero en el fondo no te hace falta, yo lo hago sin que me  provoques, sólo que sucede cuando no te das cuenta.

Hoy me llamaste por mi nombre, para no pedir permiso, para  colgarte de mi cuello mientras observas las imágenes que destruyo con mis manos, buscando un coqueto roce que te garantice que no hay nada que yo quiera mirar que no seas tu.

Hoy me llamaste por mi nombre,  y sólo  espero que vuelvas a repetirlo

Compartir